Anatomía del Ojo
El ojo es el órgano de la visión y está formado por el globo ocular y el nervio óptico. La orbita contiene el ojo y sus estructuras visuales accesorias. La región orbitaria es un área de la cara superpuesta a la órbita y al globo ocular, e incluye los parpados superiores e inferiores y al aparato lagrimal. En la órbita se describen paredes, cuatro ángulos, una base y un vértice (1).
Las paredes se dividen en superior, inferior, medial y lateral. Su pared superior es triangular y está formada por la poción orbitaria del hueso frontal y por el ala menor del hueso esfenoides. El techo de la órbita se corresponde con la fosa craneal anterior. Su pared inferior forma un plano inclinado inferior, lateral y anteriormente. Está constituida por la cara orbitaria de la apófisis cigomática del maxilar, por la cara medial de la apófisis frontal del hueso cigomático y por la vertiente superior de la superficie no articular de la apófisis orbitaria del hueso palatino (1). En su mayor parte por una lámina ósea muy delgada que separa la cavidad orbitaria del seno maxilar subyacente. Su pared media está constituida por la apófisis frontal del maxilar, el hueso lagrimal, la lámina orbitaria del hueso etmoides y la parte anterior de la cara lateral del cuerpo del hueso esfenoides. Encontramos las tres suturas verticales que unes las cuatro piezas óseas de esta pared, el surco lagrimal y las crestas lagrimal anterior del maxilar y lagrimal posterior del hueso lagrimal. En su pared lateral está constituida en su tercio anterior por la apófisis frontal del hueso cigomático y en sus dos tercios posteriores por el ala mayor del hueso esfenoides (1).
La base de la órbita está constituido por el borde supraorbitario del hueso frontal, por el borde superomedial del hueso cigomático, por este mismo orden en su mitad lateral y por el maxilar en su mitad medial y por la cresta lagrimal anterior (1).
El vértice corresponde al extremo medula de la fisura orbitaria superior. Existe un estrecho surco cuyo labio anterior sobresale y se convierte en el denominado tubérculo infraóptico. En el surco y en el tubérculo se inserta el anillo tendinoso común (1).
El globo ocular es un órgano esférico que ocupa la región anterior de la órbita. En la zona anterior se encuentra la córnea, que es una membrana transparente que ocupa alrededor de un sexto del área total del globo ocular. Posterior a la córnea se encuentra la cámara anterior, el iris con la pupila, la cámara posterior, el cristalino, el cuerpo vítreo y la retina (1).
La cámara anterior, es un espacio limitado entre la córnea y el iris. La pupila es la abertura central del iris. Entre el iris y el cristalino se encuentra la cámara posterior (1). Ambas cámaras anterior y posterior se comunican por la abertura pupilar, en ellas se encuentra un líquido, el humor acuoso que es secretado por los procesos ciliares en la cámara posterior y reabsorbida por el seno venoso escleral (1). El humor acuoso contiene nutrientes para la córnea y el cristalino, que son avasculares y mantiene la presión intraocular (2).
El cristalino es un disco elástico, transparente y biconvexo que presenta inserciones musculares que le permiten modificar sus propiedades refractarias y así mantener la agudeza visual (2).
La parte posterior del globo ocular desde el cristalino hasta la retina está ocupado por el cuerpo vítreo, lleno de una sustancia transparente y gelatinosa, el humor vítreo. A diferencia del humor acuoso, el humor vítreo no puede ser sustituido (2).
Las paredes del globo ocular consta de tres capas: una capa fibrosa externa, una capa vascular intermedia y una capa retiniana interna (1).
La capa fibrosa externa formada por la esclera (parte blanca) en la zona posterior y la córnea (transparente) en la zona anterior, y permite la entrada de luz (2).
La capa vascular intermedia se compone por la coroides, posteriormente , y el cuerpo ciliar y el iris, anteriormente. El iris consta del músculo esfínter de la pupila que recibe inervación parasimpática y el músculo dilatador de la retina (2).
La capa interna se compone de la retina óptica posteriormente y de la retina no visual que tapiza la superficie interna del cuerpo ciliar y del iris anteriormente. La unión de ambas se realiza por medio de una línea irregular, la ora serrata (2).
La retina óptica se compone de dos capas, una externa pigmentada y otra interna, neural. La capa pigmentada está firmemente unida a las coroides. La capa neural sólo está unida a la capa pigmentada alrededor del nervio óptico y en la ora serrata, ésta es la capa que se separa en los desprendimientos de retina (2).
En la zona posterior de la porción óptica de la retina se destacan varias estructuras importantes:
La papila óptica: es la región por donde el nervio óptico abandona la retina, es una región más clara y se observa la arteria central de la retina y sus ramificaciones (1).
La mácula: es lateral a la papila, de pequeño tamaño y coloración amarillenta que presenta una depresión central llamada fóvea central. La mácula es la zona de la retina más delgada y de mayor agudeza visual, ya que posee menor número de bastones y mayor número de conos (2).
Los bastones son receptores sensibles a la luz, que funcionan en la oscuridad y son insensibles a los colores (2).
Los conos son receptores sensibles a la luz que funcionan en condiciones de luminosidad y son sensibles a los colores (1).
Irrigación:
El globo ocular está irrigado por las
− Arterias ciliares posteriores cortas.
− Arterias ciliares posteriores largas.
− Arterias ciliares anteriores.
− La arteria central de la retina (2).
El retorno venoso se realiza a través de la capa coroidea mediante las 4 venas que drenan en las venas oftálmicas superior e inferior. También lo hace a través de la vena central de la retina, la que acompaña a la arteria (2).
Músculos de la órbita ocular
La cavidad orbitaria contiene 7 músculos, todos ellos constituidos por fibras estriadas y, por lo tanto, voluntarios. Se les designa a veces con el nombre de músculos extrínsecos del ojo, en oposición a los músculos lisos, el músculo ciliar y el músculo del iris, que están situados dentro del globo ocular y constituyen músculos intrínsecos (1).
De los siete músculos de la órbita, el más alto preside los movimientos de elevación del párpado superior: es el músculo elevador del párpado superior. Los otros seis están esencialmente destinados al ojo y se dividen en músculos rectos y músculos oblicuos (1).
Músculo elevador del párpado superior
El músculo elevador del párpado superior tiene la forma de un largo triángulo cuyo vértice corresponde al fondo de la órbita y la base se despliega en el párpado superior por detrás del ligamento ancho. Es carnoso en su porción orbitaria y aponeurótica en su porción palpebral (1).
Inserciones: el elevador del párpado superior nace, por detrás, en el ala menor del esfenoides, inmediatamente por delante del agujero óptico, y también en la parte correspondiente de la vaina fibrosa del nervio óptico y del tendón de Zinn, por las dos bridas fibrosas de este último. De aquí se dirige hacia delante, hacia el borde superior de la órbita, y degenera, un poco por detrás de este borde, en una ancha aponeurosis, que continúa el trayecto del cuerpo muscular y constituye su tendón anterior (1). El cuerpo muscular comprende, pues, dos porciones que resultan de este cambio de orientación: una porción posterior, horizontal, orbitaria, y una porción vertical, anterior, palpebral. El tendón, que se extiende en anchura de un lado a otro de la órbita, solo está formado primero por fibras conjuntivas; pero muy pronto se ve aparecer en su cara profunda una capa de fibras musculares lisas que lo refuerzan y le acompañan hasta el párpado. De ello resulta que el tendón anterior del músculo elevador del párpado superior se compone en realidad de dos capas distintas:
- Una capa anterior o superficial, de naturaleza conjuntiva
- Una capa posterior o profunda, formada por fibras musculares lisas (1).
La capa anterior, penetrando en el párpado, encuentra el ligamento ancho o septum orbítale; se confunde poco a poco con él y va a colocarse en la cara profunda del orbicular. Se resuelve entonces en una multitud de fascículos divergentes, que son muy visibles en los cortes frontales del párpado superior. De estos fascículos divergentes, que forman en su conjunto un ancho abanico cuya base se extiende de la parte media del párpado hasta su borde libre, los fascículos superiores se insinúan entre los del orbicular, llegan hasta delante de este músculo y, finalmente, se insertan en la cara profunda de la dermis cutánea (1).
Los fascículos medios parecen terminar entre el orbicular y el tarso en el tejido celular prestarlas, Por último, los fascículos inferiores, se insertan en la mitad inferior o en el tercio inferior de la cara anterior del tarso. Por último, lateralmente, las expansiones fibrosas llegan hasta el reborde orbitario, constituyendo las inserciones orbitarias del músculo; el fascículo orbitario externo, muy fuerte, se dirige hacia fuera, se insinúa por su borde libre en la glándula lagrimal, a la que divide en dos porciones, orbitaria y palpebral (1).
El fascículo orbitario interno se sitúa bajo el tendón del músculo elevador del músculo oblicuo mayor. La capa posterior situada entre la capa precedente yla conjuntiva palpebral se compone de fibras lisas de dirección longitudinal. Su conjunto constituye el musculo palpebral superior. Estas fibras van a insertarse, por medio de pequeños tendones elásticos, en el borde superior del tarso (2).
El músculo elevador termina, pues, en el espesor del párpado superior por dos tendones, que difieren a la vez por su situación, por su estructura y por su modo de inserción: un tendón anterior o cutáneo, de naturaleza conjuntiva, que se inserta en la cara profunda de la piel, y un tendón posterior o tarsa, muscular, que se fija el borde superior del tarso (2).
Relaciones: El elevador del párpado superior ocupa sucesivamente la cavidad orbitaria y el espesor del párpado superior:
a) Dentro de la órbita, la cara superior cruzada por detrás por la inserción del oblicuo mayor, luego por el nervio patético, corresponde a la peri órbita, por mediación de la vaina del músculo, luego de la grasa orbitaria, en la que el nervio frontal sigue al músculo en todo su recorrido. Por abajo (cara inferior) cubre el músculo recto superior, que sobresale un poco por fuera. Su borde interno corresponde al oblicuo mayor y al recto interno, de los que está separado por un espacio triangular de base anterior. En la parte anterior y externa de la órbita el tendón del elevador se insinúa por su borde externo, entre las dos porciones de la glándula lagrimal (1).
b) En el parpado la cara anterior o superficial del elevador está situada primero detrás del ligamento ancho, al que la une una capa celulo adiposa más o menos gruesa. Más lejos su tendón atraviesa oblicuamente la capa de tejido conjuntivo, situada detrás del orbicular, y finalmente desaparece en el espesor de este músculo. Su cara posterior o profunda se corresponde con la conjuntiva palpebral (1).
Acción: el músculo elevador, actúa sobre el párpado superior, al que lleva hacia arriba y atrás, descubriendo así la córnea y una parte de la esclerótica. Tiene por antagonista el músculo orbicular de los párpados, cuya contracción o tonicidad determina, la oclusión de la hendidura palpebral (1).
Músculos rectos del ojo
En número de cuatro, los músculos rectos del ojo nacen todos en el fondo de la cavidad orbitaria, en el contorno del agujero óptico y por dentro de la gran hendidura esfenoidal. Desde aquí se dirigen divergentes hacia el globo ocular y van a insertarse en la esclerótica algo por delante del ecuador. Según la situación que ocupan en la órbita y también en el globo del ojo, se llama a estos músculos rectos superiores, rectos inferiores, rectos interno y recto externo (1).
Disposición general de los músculos rectos: considerados en su conjunto, los cuatro músculos rectos representan bastante bien una pirámide hueca, cuyo vértice corresponde al agujero óptico y cuya base abraza el globo del ojo. El nervio óptico atraviesa esta pirámide de atrás adelante; ocupando, por decirlo así, su eje. Cada uno de los músculos rectos es aplanado algo más ancho en su extremo anterior. A partir de su inserción en la órbita, se desplazan a lo largo de la pared orbitaria correspondiente separándose después cerca del ojo para inclinarse hacia la cápsula de Tenon e insertarse en la esclerótica a unos 7 mm por detrás de la circunferencia de la córnea (1).
Todos estos músculos están envueltos en la mayor parte de su trayecto por una vaina tendinosa que depende de la cápsula de Tenon (1).
Inserciones: los músculos rectos se insertan en el vértice de la órbita por medio de un tendón común, en tendón de Zinn. Después de atravesar la órbita se insertan separadamente en el globo del ojo por un tendón aplanado (1).
Trayecto: desde su inserción orbitaria, los músculos rectos se dirigen delante separándose unos de los otros y dibujando así un cono muscular con un vértice posterior. La base del cono corresponde a la parte posterior del globo ocular. Este se completa por las vainas musculares y las membranas intermusculares. En el interior de este cono se encuentra la masa adiposa orbitaria, en la que discurren los vasos y nervios de la órbita (1).
a) Recto superior: el recto superior sigue la pared superior órbita. Está separado de ella por el elevador del párpado superior. Su vaina está unida a la vaina de este músculo por una expansión que se extiende por todo trayecto del recto superior y se inserta en el borde externo de los dos músculos. Nervio frontal, situado primero entre ellos, sigue el borde externo del elevador, pasa por encima de él. Inferiormente, el recto superior corresponde al nervio óptico, del que está rodeado por el tejido fibroso, en el que circulan la rama superior del nervio común que le está destinado, el nervio nasal, la arteria y la vena oftálmica, las arterias y los nervios ciliares. Más hacia delante está en relación con la porción refleja del músculo oblicuo mayor, que lo cruza oblicuamente y lo separa un momento del globo del ojo (1).
b) Recto inferior: el recto inferior se dirige horizontalmente hacia delante, entre el nervio óptico que está situado encima de él y del que está separado por la grasa en la que discurren el nervio destinado al recto interno y a él mismo y el suelo de la órbita sobre el que descansa en la mayor parte de su extensión. Sin embargo, en su parte anterior está separado de este suelo por la porción media del músculo oblicuo menor. Le rodea y le abraza en su concavidad. Después de haber rodeado la cara inferior del globo ocular, se inserta en la parte anteroinferior de la esclerótica algo por debajo de la circunferencia de la córnea (1).
c) Recto interno: el recto interno sigue la parte interna de la órbita; llega a l aparte interna del globo del ojo, la rodea y viene a fijarse en el lado interno de la esclerótica, algo por dentro de la circunferencia de la córnea. Sus relaciones simples. Su cara interna corresponde a la pared orbitaria. Su cara externa mira al nervio óptico, del que está separada por el tejido celuloadiposo de la órbita y las ramificaciones nerviosas a él destinadas. Su borde superior corresponde al del músculo oblicuo mayor; su borde inferior, al recto inferior (1).
d) Recto externo: este músculo se dirige de atrás adelante, siguiendo la pared externa de la órbita. Su cara externa, en relación con esta pared en sus dos tercios superiores, corresponde, por su tercio inferior, a la porción orbitaria de la glándula lagrimal. Su cara interna corresponde al nervio óptico y tiene a su lado el ganglio oftálmico, del que está separada por la grasa orbitaria. El nervio motor ocular externo antes de llegar al músculo, le sigue en una extensión de 13 mm. Su borde superior corresponde al borde externo del recto superior; su borde inferior, al borde externo del recto inferior (1).
Músculos oblicuos del ojo
Los músculos oblicuos del ojo son dos:
Músculo oblicuo mayor: el músculo oblicuo mayor (o superior) se extiende desde el vértice de la órbita hasta la parte posteroexterna del globo ocular (1).
Inserciones: nace en la parte posterior de la pirámide orbitaria, insertándose en el tendón de Zinn mediante dos bridas fibrosas. De aquí se dirige oblicuamente hacia delante, siguiendo el ángulo diedro que forman, por su reunión, la parte superior y la pared interna de la órbita. Un antes de alcanzar el reborde orbitario, este músculo, hasta entonces carnoso, se une a un tendón cilíndrico, que muy pronto se introduce en un anillo cartilaginoso que está implantado en una pequeña depresión del hueso frontal, a nivel de su apófisis orbitaria interna: este anillo, que es susceptible de osificarse en parte en su totalidad, lleva el nombre de polea de reflexión del oblicuo mayor. Al salir de este anillo, el tendón oblicuo mayor cambia bruscamente de dirección, se hacia fuera y atrás, rodea la parte superior del globo del ojo y va a fijarse en la parte superoexterna del hemisferio posterior. Su línea de inserción es ligeramente curva, con la concavidad dirigida hacia delante y adentro su extensión lineal mide de 10 a 12 milímetros (1).
Por lo tanto, el músculo oblicuo mayor se compone de dos porciones: una porción carnosa y una porción tendinosa, o también una porción directa y una porción refleja. La porción refleja o pretroclear forma con la porción directa o retrotroclear un ángulo de 45º aproximadamente (1).
Relaciones: considerado desde el punto de vista de sus relaciones el cuerpo muscular del oblicuo mayor está exactamente situado entre el recto superior y el recto interno. La cara externa de este músculo está en relación con el periostio orbitario. Su cara interna corresponde al tejido adiposo que rodea el nervio óptico (1).
En cuanto al tendón del oblicuo mayor, se amolda sobre la parte correspondiente del globo del ojo, pasando por debajo del recto superior. A la polea de reflexión va anexa una sinovial perfectamente caracterizada, que favorece el deslizamiento del tendón dentro de este anillo fibrocartilaginoso. Tapiza uniformemente las paredes de la polea y se extiende sobre el mismo tendón (1).
Músculo oblicuo menor: a diferencia de todos los demás músculos del ojo, el oblicuo menor no se desprende del fondo de la órbita, sino de la parte anterior e interna de esta cavidad (1).
Inserciones y trayecto: Se inserta por fibras aponeuróticas cortas en el reborde óseo del orificio superior del conducto nasal, inmediatamente por detrás y por fuera del saco lagrimal. Desde aquí se dirige oblicuamente hacia fuera y atrás, rodea de abajo arriba el globo del ojo y va a fijarse en su hemisferio posterior, a 6 u 8 milímetros por bajo de la inserción del oblicuo mayor en la esclerótica. Su línea de inserción ligeramente curva, con la concavidad vuelta hacia su inserción fija (1).
Relaciones: las relaciones del oblicuo menor son las siguientes: Su cara inferior convexa, está en relación primero con el suelo de la órbita, y más adelante, con el músculo recto externo. Su cara superior cóncava, está en relación con el globo del ojo, a cuyo alrededor se adapta; sin embargo, está separada de él, a nivel del meridiano vertical, por el músculo recto inferior, cuya dirección cruza oblicuamente la del oblicuo menor (1).
Bibliografía:
- Rouviáere H. Anatomie Humaine, Descriptive et topographique. 1st ed. Paris: Masson; 1962.
- Moore K, Dalley A, Agur A. Clinically oriented anatomy.
Linkografía:
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